Ohio busca prohibir el matrimonio entre humanos e inteligencias artificiales

Una ley inédita contra la personificación de la IA
Thad Claggett, presidente del Comité de Tecnología e Innovación de la Cámara de Ohio, introdujo el proyecto de ley 469 con la intención de establecer una frontera legal clara entre humanos y máquinas. Según el texto, ninguna inteligencia artificial podrá adquirir personalidad jurídica, reconocimiento como cónyuge ni ningún estatus equiparable al matrimonio. Esto implica que un sistema de IA no podrá casarse ni con un ser humano ni con otra IA bajo esta regulación.
La propuesta no se limita solo a prohibir estos enlaces, sino que va más allá: planea impedir que las IA posean o dirijan empresas, y que puedan ser propietarias de bienes inmuebles o activos financieros. La fundamentación busca evitar escenarios donde las máquinas puedan realizar acciones legales reservadas únicamente a personas competentes y conscientes, reafirmando su condición de herramientas y no de sujetos de derecho.
Responsabilidad y control ante los riesgos de las IA conversacionales
Además, el proyecto impone una fiscalización estricta sobre los propietarios y desarrolladores de chatbots y otras herramientas generativas de IA. Se exige supervisión para que estos sistemas no generen recomendaciones o resultados que puedan afectar la salud, seguridad o bienes de los usuarios. En caso de incumplimiento, las compañías podrían ser legalmente responsables por daños ocasionados.
Esta iniciativa surge en un contexto delicado marcado por casos trágicos asociados a la interacción con chatbots. La familia Raine, por ejemplo, demandó a OpenAI en agosto tras la muerte de su hijo Adam, cuyo suicidio en abril de 2025 estuvo vinculado a consejos proporcionados por ChatGPT. Este y otros episodios similares en Estados Unidos han puesto en la mira la necesidad de regulaciones claras para proteger a los menores y usuarios vulnerables frente a estas tecnologías.
Implicaciones sociales y del sector tecnológico
El proyecto en Ohio refleja un creciente debate global sobre los límites éticos y legales del uso de la IA, especialmente en relaciones humanas. Mientras la inteligencia artificial avanza en capacidades —desde asistentes personales hasta editores de imágenes y generación de contenido—, la legislación busca poner frenos para evitar situaciones inéditas e incluso riesgosas.
Analistas indican que esta clase de norma podría sentar un precedente, alentando a otros estados o países a abordar de manera proactiva la responsabilidad y el uso ético de la IA. Sin embargo, expertos en tecnología advierten que la prohibición de relaciones legales con IA es solo una parte de un debate mucho más amplio sobre privacidad, autonomía y control que las sociedades deberán enfrentar en los próximos años.