Qué es el chatfishing, el nuevo rostro del engaño en Tinder gracias a la IA

Cuando la conversación perfecta no es humana
Desde sus inicios, Tinder y otras aplicaciones de citas han lidiado con perfiles falsos y fotografías engañosas. Sin embargo, la irrupción de ChatGPT ha añadido una dimensión inédita al problema: ahora un usuario real [puede esconderse](https://www.xataka.com/robotica-e-ia/creias-tener-conexion-increible-tinder-realidad-estabas-hablando-chatgpt) tras las respuestas generadas por una IA. Esta práctica, conocida como “chatfishing”, consiste en usar el modelo de lenguaje para planificar y redactar los mensajes con los que se intenta conquistar a la otra persona.
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Lo que distingue al chatfishing del clásico “catfishing” es que aquí no hay un perfil falso al completo, sino que la persona tras el teléfono recurre a un chatbot para que tome las riendas de la conversación. Algunos incluso automatizan la interacción, dejando que la inteligencia artificial responda sin intervención directa. El resultado es una comunicación que puede parecer exageradamente empática, profunda o “perfecta”, pero que desaparece en cuanto termina la conversación o llega el encuentro presencial.
La cara oculta de la “fatiga de las citas” y la tentación de la IA
En un contexto donde ligar en apps se vuelve agotador —un fenómeno conocido como “dating fatigue”—, la idea de delegar parte del esfuerzo comunicativo a un chatbot es atractiva para muchos usuarios. Según una encuesta reciente en Estados Unidos, el 78% de los usuarios de apps de citas afirmaba sentirse cansado de la rutina que suponen estas plataformas.
En foros y testimonios recogidos por medios como [The Guardian](https://www.theguardian.com/lifeandstyle/2025/oct/12/chatgpt-ed-into-bed-chatfishing-on-dating-apps), usuarios admiten usar ChatGPT para mejorar sus mensajes o para parecer más interesantes sin el desgaste emocional que implica mantener conversaciones largas y constantes. Otros van un paso más allá y emplean la IA para analizar detalles que las parejas mencionan y crear respuestas cargadas de empatía y afinidad artificial.
El efecto secundario es una nueva fuente de desconfianza y decepción para quienes buscan relaciones auténticas. Rachel, una usuaria que contó su experiencia en un reportaje reciente, narró cómo una conexión aparentemente profunda se desvaneció cuando conoció en persona a un hombre con quien, en realidad, solo había estado hablando con la IA que él activaba en sus chats.
Las apps responden y la línea ética se difumina
No solo los usuarios aprovechan la IA para ligar. Tinder, Hinge y Bumble han empezado a incorporar [funciones de inteligencia artificial](https://techcrunch.com/2025/02/06/tinder-will-try-ai-powered-matching-as-the-dating-app-continues-to-lose-users/) para mejorar la experiencia de sus usuarios, desde sugerir matches hasta ofrecer asistentes que ayudan a romper el hielo con mensajes ingeniosos. La diferencia está en que estas herramientas se presentan como apoyo legítimo y transparente dentro de la plataforma, no como un disfraz de la identidad real del usuario.
Este fenómeno plantea dilemas éticos importantes: ¿hasta qué punto el uso de IA puede considerarse trampa en el terreno afectivo? ¿Deberían las apps etiquetar de alguna forma si un usuario emplea respuestas generadas por inteligencia artificial? Por ahora, la línea es difusa y el “chatfishing” sigue creciendo como una subcultura digital que tensiona aún más la confianza en las relaciones formadas online.